martes, 4 de febrero de 2014

DICEN






Dicen que hay en el mundo una fuerza capaz de hacer las cosas más increíbles que jamás se hayan visto. Dicen que esa fuerza es la más poderosa y temible de todas las que hay. Dicen, y no se si estar a favor o en contra de dicha opinión, que esa fuerza es la madre de todas las cosas, que es algo así como el principio y el fin de todo. Dicen, queridos amigos, que tú, sí tú, que tú conoces esa fuerza mejor que nadie. Dicen que esa fuerza es capaz de atravesar el más resistente metal, o de moverse a distancias tan enormes que atravesar el mundo diez veces no es nada si se posee esa fuerza.

Dicen que hubo un momento en el mundo en que esa fuerza atravesó tu camino. Dicen que tú y muchos como tu dejaron escapar esa increíble fuerza. Dicen que vives engañado creyendo que esa fuerza no es importante en tu vida. Dicen que aquellos que controlaron esa fuerza en su vida hicieron historia. Dicen que tienes la semilla de esa fuerza, pero no la dejas crecer. Dicen que a veces reniegas, sufres, andas por la vida sin saber cual es el camino correcto que quieres seguir. Dicen que muchas veces te han visto correr, te han visto llorar, te han visto gritar y beber para olvidar esos golpes que la vida te da. Dicen que eso se debe a que dejaste escapar esa fuerza.

AHORA ME TOCA A MÍ:

Dicen que me han visto reír mientras lloraba por dentro. Dicen que mi boca botaba maravillosas luces de agonía. Dicen que muchos aceptaron mi sonrisa y me creyeron mis historias. Dicen, sin embargo, que en el cielo el supremo pidió silencio y me señaló diciendo: “vean ese hombre. Un tiempo fue mi hijo y ahora no lo conozco. Contemplen la transformación del hombre en león y luego, equivocadamente, del león en hombre. Debió volverse finalmente un niño para completar su felicidad. Ahora es un ser sin alma y no lo conozco”.

Dicen que me vieron caminar por la orilla de la noche, agarrando las estrellas con mis manos. Dicen que de mis ojos salían palomas negras gritando de dolor. Dicen que ya no soy humano. Dicen que mis huesos y mi carne se ausentaron de mí ser. Dicen que en las tardes me han visto nadar desnudo, temblando de frío en el río de la vida. Dicen que abajo, desde las entrañas de la tierra, un animal danzaba feliz esperando mi llegada. Dicen, sin embargo, quienes sean cruzado en mi camino, que no soy malo, que aun tengo sangre en mi corazón y puedo sobrevivir.

Dicen que un niño tímido habita en mis ojos. Dicen que mi boca es suave como el soplo del mar. Dicen que mis manos son tibias y fuertes como el mejor de los amigos. Dicen que la fuerza un tiempo habitó con grandeza en mí ser. Dicen que una voz glacial me reveló el nombre de esa descomunal fuerza. Dicen que llorando grite: “¡de qué fuerza me hablas, dímelo ya!”. Dicen que la voz sonaba como el viento y las olas y habló: “tú conoces muy bien esa fuerza. Piénsalo bien. ¿quieres saber que fuerza es esa? pues te diré: ES EL AMOR”    
 
Dicen que vieron levantarme de la cama corriendo como un loco desquiciado y contar este raro sueño a quienquiera que se cruzara en mi camino. Dicen que los ojos me brillaban y algo en mi había cambiado. Dicen de mi, dicen de ti, dicen y siempre dirán. 

UN SALUDO
JOTA GELDRES 

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