Hola amada mía, hola niña que habitas en mi corazón y en el corazón de
cada persona enamorada.
Sí; sé que eres esquiva, sé que miras el mundo desde un
círculo mágico y abundante de colores.
Sé que de noche te gusta sentarte sobre
las rocas del mar a contar tus cabellos plateados, también sé que un osito travieso
habita en tus entrañas y sueles cantar tus poemas a la sombra que rodea tu
cuerpo.
Sé que cada domingo sueles mirar las estrellas en el firmamento estelar,
sé que cuando duermes tu cuerpo arroja un perfume que enloquece a los hombres.
Sé que eres tierna, cariñosa, gentil, delicada, alegre, pero también fría como
el hielo, llorona y romántica.
Una vez le dijiste a mi corazón que tu alma no tenía dueño. Una vez te
evaporaste de mi lado y durante todos los años que pase recorriendo el mundo en
busca de tu olor nunca te dejaste ver: tú me viste, divertida, gastar veinte
zapatos andando por todos los rincones de la tierra, preguntando a cada persona
que hallaba en mi camino por ti, y tú te reías, me lo confesaste años después.
Te reías porque entendiste, llorando, que te amaba.
Yo te amo, pero te amo a mi manera, mi cielo, me dijiste con tu voz
cavernosa, no lo dudes, y si lo dudas, entonces mi amor se acabará.
Sólo puedo
amarte si crees en mi amor. Sólo puedo estar a tu lado si tu vida la dedicas
enteramente a mí. No puedo amarte si me compartes. No puedo amarte si me haces a
un lado. Pero te amo por la sencilla razón que tu amor es mi alimento. Te amo,
mi amor, te amo.
Ella se abrió la camisa y una luz me cegó los ojos. Cuando pude ver, ella
ya no estaba a mi lado.
Para la mujer que nos estremece los dias, muy dentro de nosotros.
UN SALUDO
JOTA GELDRES